Corta las pechugas de pollo a lo largo por la mitad. Cúbrelas con una cucharada de aceite de oliva, el pimentón y las hierbas picadas, y sazona con sal y pimienta.

Calienta una cucharada de aceite de oliva en la Cacerola Corazón de hierro de 20 cm de Le Creuset a fuego medio. Cuando esté caliente, añade las tiras de pechuga de pollo en tandas a la cacerola. Saltéalas durante 2-3 minutos por cada lado hasta que se doren. Pasa a un plato las tiras de pechuga de pollo ya doradas.

A continuación, derrite la mantequilla en la cacerola. Saltea la cebolla cortada en dados y el ajo picado fino hasta que estén translúcidos. Añade un poco de caldo de pollo para desglasar la mezcla de cebolla y ajo. Vierte el resto del caldo y llévalo a ebullición. Añade la pasta orecchiette a la cacerola y cocina removiendo constantemente durante 5 minutos, hasta que la pasta se ablande.

Revuelve la nata, el queso parmesano, la ralladura y el zumo de limón, y añádelo a la pasta con un poco de sal y pimienta. Devuelve el pollo a la cacerola y colócalo directamente encima de la pasta. Coloca la tapa y cocina a fuego lento durante 10-15 minutos (según las instrucciones del paquete de pasta), hasta que las tiras de pollo estén bien cocinadas y la pasta esté al dente.

Pasa el pollo nuevamente a un plato. Revuelve los brotes de espinacas en la pasta. Vuelve a colocar los filetes de pechuga de pollo en la pasta y sirve en la cacerola adornada con albahaca fresca.