Tuesta levemente las almendras en una sartén sin aceite hasta que estén doradas. Remueve regularmente para asegurarte de que no se queman. Reserva y deja enfriar.

Rompe el chocolate en trozos y mételos en un cuenco refractario. Pon el cuenco al baño maría, sobre un recipiente al fuego con un poco de agua, asegurándote de que el fondo del cuenco no toca el agua, o de lo contrario el chocolate se quemará. Corta las hojas de menta bien finas y añádelas al cuenco. Deja que el chocolate se funda lentamente, removiendo de vez en cuando.

Usando unas varillas, echa el aceite en el chocolate fundido y bate hasta que todo quede bien mezclado. Añade la sal.

Forra con papel de hornear el molde de tarta rectangular antiadherente de 33cm , con un poco de mantequilla o aceite para ayudar a que el papel se pegue al molde. Usa un trozo de papel de hornear algo más estrecho y algo más largo que la bandeja para crear asas de papel que te ayuden a sacar fácilmente el chocolate una vez se haya atemperado.

Esparce las almendras sobre la bandeja forrada y luego vierte cuidadosamente la mezcla de chocolate. Da unos golpecitos suaves a la bandeja y sacude un poco para asegurarte de que la mezcla llena todos los huecos y no queda ninguna burbuja de aire.

Corta las frambuesas por la mitad y mételas en el chocolate. Deja que el chocolate se enfríe a temperatura ambiente hasta que se haya solidificado por completo, cosa que llevará unas cuatro horas.

Con cuidado, saca el bloque de chocolate de la bandeja usando las asas de papel. Usando un cuchillo afilado, corta el chocolate en trozos de diferentes tamaños y formas. Envuelve en papel de aluminio, papel de hornear o en bolsas de celofán y luego guarda en la nevera.